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En los años 90 y como consecuencia de la globalización de las tecnologías de información, se produjo un cambio de paradigma de las prácticas de desarrollo de software tradicionales a las metodologías livianas y maniobrables para afrontar las demandas de un mercado tan cambiante como exigente en términos de adaptabilidad y calidad del software, llamadas "metodologías ágiles". En el año 2001, éstas metodologías se volvieron populares cuando en una reunión de expertos de la industria del software, establecieron valores y principios que permitirían a los equipos desarrollar software rápidamente y responder a los cambios que surjan a lo largo del proyecto. Tras esa reunión se creó un documento que resume la filosofía ágil, el "Manifiesto Ágil", que contiene los valores del desarrollo ágil.
Scrum, creada por Ken Schwaber y Jeff Sutherland, es una metodología ágil que como marco de trabajo para la gestión y desarrollo de sistemas, supone que el proceso de desarrollo de sistemas es un proceso impredecible y complejo que sólo puede ser descrito como una progresión global. Scrum, trata de afrontar los proyectos de forma iterativa, rápida y eficaz, trabajando con equipos pequeños multidisciplinarios.
La palabra Scrum procede del vocabulario del rugby que significa melé,
es decir, todos los jugadores del equipo se amontonan, forman una piña y
van empujando en la misma dirección.
La esencia de Scrum es: el trabajo va a ser efectuado por equipos auto-organizados y auto-dirigidos; se basa en un proceso iterativo e incremental; contiene definiciones de roles, prácticas y productos de trabajo; y está soportada por los valores y principios del manifiesto ágil.
Cada vez más empresas se inclinan por las metodologías ágiles y Scrum está siendo muy adoptada para afrontar las demandas de un mercado cambiante y exigente en términos de adaptabilidad y calidad del software. Además, porque aumenta la comunicación con el cliente, fomenta el trabajo en equipo y la colaboración.